En la madrugada del 8 de noviembre fuerzas de élite de la gendarmería marroquí han asaltado y destruido el campamento de Gdim Izik, establecido a 15 km de El Aaiún, donde más de 20.000 saharauis protestaban ante la situación de miseria y opresión a la que les somete el régimen dictatorial de Mohammed VI.
A primera hora de la mañana, ante las noticias de la operación policial, en los barrios populares de la ciudad de El Aaiún la población se echó a las calles en defensa de sus compatriotas, sucediéndose a lo largo del día manifestaciones, que alcanzaron su máxima intensidad cuando los desalojados del campamento consiguieron llegar a la ciudad.
La salvaje represión desatada contra la población saharaui ha tenido como resultado hasta el momento 11 muertos, cientos de desaparecidos y miles de detenidos. Policías de paisano asaltaron casas de saharauis, destrozando sus pertenencias, y en muchos casos matando al ganado. Para incrementar aún más este clima de terror, la policía instiga a grupos de colonos marroquíes a participar en los asaltos y saqueos, en un intento desesperado de enfrentar a trabajadores de la comunidad saharaui y la comunidad marroquí, y evitar que unan sus fuerzas contra el régimen dictatorial que les oprime a todos ellos por igual.
El campamento de Gdim Izik surgió a principios de octubre como iniciativa de un grupo de algunas decenas de jóvenes que reclamaban a las autoridades puestos de trabajo, vivienda y el fin del expolio de las riquezas naturales del Sahara. Estas reivindicaciones calaron con tal rapidez entre los saharauis que en apenas tres semanas el número de acampados ascendió a más de 20.000.
Los apoyos recibidos por los acampados en los últimos días de Octubre encendieron todas las alarmas en los despachos oficiales de Rabat. El día 27 se presentaron en el campamento los trabajadores de Fos Bukraa (la empresa marroquí que explota las minas de fosfatos, y entre cuyos accionistas se encuentran el rey y altos cargos del ejército) para dar su pleno apoyo a los acampados. Al día siguiente visitó el campamento una delegación de Sidi Ifni, que fue recibida en el campamento con extraordinarias muestras de entusiasmo. La ciudad de Sidi Ifni, ubicada en el sur de Marruecos y cuya población es marroquí, fue uno de los bastiones de la huelga general de junio de 2008, hasta el punto de que el gobierno se vio obligado a declarar el estado de sitio para aplastar el levantamiento.
Otro ejemplo a este respecto han sido las luchas que en los últimos años han protagonizado tanto estudiantes saharauis como marroquíes, en contra del proceso de privatización del precario sistema educativo, que ha cercenado progresivamente la gratuidad del mismo bajo los auspicios del Banco Mundial y del FMI; y en el caso de los estudiantes saharauis denunciando la discriminación que padecen, y la marginación que sufre en el sistema educativo su cultura e idioma. La respuesta del régimen frente a estas protestas ha sido una brutal represión tanto contra los estudiantes marroquíes como saharauis, asesinando, torturando y encarcelando a muchos de ellos hasta el día de hoy.
Con el brutal asalto al campamento de Gdim Izik y el desencadenamiento del terror, el gobierno marroquí intenta aplastar de raíz lo que es, probablemente, la mayor acción de protesta de la población saharaui desde la retirada del poder colonial español en 1975.
La perspectiva de que el ejemplo saharaui se extendiese por todo el territorio marroquí, e inspirase un movimiento de masas contra el intento de la burguesía marroquí de hacer pagar la crisis a los trabajadores, movió al gobierno de Mohammed VI a dar el paso arriesgado de aplastar el campamento. Y después de consultar a los poderes imperialistas que lo apoyan (Estados Unidos, Francia y el Estado español) para asegurar su silencio y complicidad, lanzó a sus fuerzas a aplastar salvajemente la protesta pacífica de los saharauis.
Los estudiantes y trabajadores marroquíes no tienen ningún interés en mantener la opresión nacional sobre el pueblo saharaui, cuyos recursos son expoliados por la burguesía y la casta militar marroquí, mientras la población de Marruecos sufre políticas de recorte del escaso gasto social, paro masivo y salarios de miseria.
Desde el Sindicato de Estudiantes queremos manifestar nuestra plena solidaridad con la población saharaui, masacrada por el gobierno marroquí con la colaboración y complicidad del gobierno español, así como nuestro apoyo a la lucha revolucionaria de masas saharauis; lucha que necesita unir las fuerzas del pueblo saharaui con las fuerzas de los obreros, jóvenes y campesinos marroquíes para, juntos, acabar con el régimen corrupto que los condena a una existencia de miseria. Sólo esta unión, basada en un programa de transformación socialista de la sociedad marroquí y en el reconocimiento de los derechos nacionales del pueblo saharaui –y en primer lugar, de su derecho a la libre autodeterminación- podrá desbaratar los intentos del régimen de Rabat para enfrentar a los trabajadores de ambas comunidades, y podrá acabar con la monarquía y el orden social que la sustenta.
También queremos manifestar nuestra condena sin paliativos a la vergonzosa política del gobierno de Zapatero respecto a Marruecos. El gobierno español no sólo apoya las políticas represivas del gobierno de Marruecos, sino que autoriza la venta de armas y material represivo al ejército y la policía marroquí. La decisión del gobierno del PSOE de poner los intereses empresariales españoles en Marruecos por delante de los derechos y las vidas de la población saharaui y marroquí, es una abierta traición a sus votantes y a los principios de política internacional que el PSOE dice defender. Su actitud cobarde contrasta con la arrogancia y bravuconería con la que el gobierno de Zapatero acosa al gobierno revolucionario de Venezuela, dando por buena la infame campaña de calumnias que desde la prensa burguesa del Estado español se lanza contra Chávez.
¡¡Viva la lucha del pueblo saharaui!!
¡¡Viva la lucha de los trabajadores marroquíes!!
¡¡Por un Sahara libre y socialista en una Federación Socialista del Magreb!!