Estamos asistiendo a una brutal escalada en la represión de las libertades y conquistas democráticas arrancadas en la lucha contra la dictadura franquista. El gobierno del PP pretende ahogar con multas, intimidación, detenciones y porrazos policiales la extensión de las movilizaciones en su contra.
En los últimos días han coincidido varios graves casos. El asalto del Centro Social Trece Rosas, local del PCE en Alcalá de Henares (Madrid), es un escándalo que deja bien a las claras que el PP es digno continuador del Movimiento Nacional, de los mismos que asesinaron a las militantes conocidas como las trece Rosas. La madrugada del viernes 14 al sábado una treintena de policías nacionales irrumpía violentamente, sin orden judicial, en este local, al término de un acto, y agredía a todos los presentes (tres personas necesitaron asistencia médica). Dos de los asistentes fueron detenidos por recriminar verbalmente su acción. No es de descartar que la agresiva acción fuera una revancha por realizar el acto, que precisamente fue una denuncia de la ley mordaza y del nuevo Código Penal.
La mañana siguiente, la del sábado 15, se desarrolló una manifestación absolutamente pacífica, por parte de la PAH, la federación regional de AAVV de Madrid, y la Plataforma de Afectados por la Vivienda Pública y Social. Al finalizar la policía se llevó detenida a una miembro de la PAH, víctima de la especulación inmobiliaria. Parece ser que no fue del agrado de la policía que colgara un cartel en una farola. La compañera Merche fue sometida físicamente de forma desproporcionada como si fuera un peligroso psicópata; qué curiosidad que no actúan así contra los directivos enjuiciados de Cajamadrid y Bancaja (por poner un ejemplo), éstos sí delincuentes de alta peligrosidad… Pero no sólo eso. Cuando dos abogados miembros de la PAH se presentaron en la comisaría de Moratalaz para asesorar a la detenida, fueron a su vez retenidos durante dos horas, y apercibidos con una multa de 400€ cada uno.
El jueves 13 un vecino del pueblo valenciano de Sellent fue detenido (de noche, en su domicilio) por otro peligroso delito: grabar el pleno del Ayuntamiento. Incluso que la gente pueda escuchar qué dicen los que mandan en una pequeña localidad de 400 habitantes es subversivo. El vecino que grababa se queja de que en su zona no hay servicios básicos como alcantarillado, agua potable y alumbrado público. Por otra parte, los vecinos en lucha de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), contra la privatización del agua, también saben para qué son las porras policiales. También es represión cada desahucio, o el desalojo violento realizado el miércoles 19 por los mossos d’esquadra (dirigidos por otra derecha, CiU, igual de represora) en el Centre Social La Carboneria, de Barcelona.
Los citados son sólo los ejemplos más actuales. Hace pocas semanas pudimos sufrir una violenta represión policial, tanto en Gamonal, como en Madrid y otras localidades donde hubo manifestaciones de apoyo a esa lucha. La detención de un bombero que apagaba unas llamas es sólo un síntoma de la furia ciega que el Estado y su gobierno estimula en sus fuerzas de seguridad para combatir todo lo que se mueva en la calle. Los trabajadores de la recogida de basura de Alcorcón y tantos otros también lo han padecido. Pero en ningún caso esa represión ha intimidado al movimiento, más bien éste, cuando es masivo y contundente y está determinado a ir hasta el final, es capaz de superar todas esas intimidaciones y agresiones.
Otra forma de intentar parar las luchas es el amedrentamiento personal con multas que, más en esta época de crisis capitalista, suponen un yugo para muchos activistas. Según datos oficiales, en 2012, y 2013 hasta octubre, el Estado impuso multas por valor de ¡184.000 euros! Y eso, sin contar los datos de Madrid y otras comunidades. Sí se sabe que en Madrid se abrieron unos 1.400 expedientes. El delito: ejercer los derechos de manifestación y expresión. Para ahondar más en la limitación de estos derechos, la derecha pretende prohibir las manifestaciones en sitios emblemáticos como la Puerta del Sol en Madrid o, en Valencia, la Plaza de la Virgen (donde se manifiestan todos los meses, entre otros, las víctimas del accidente de metro) y la Plaza del Ayuntamiento (donde suelen acabar manifestaciones grandes y hacerse asambleas, desde el 15-M). Hasta ahora no se han atrevido a dar el paso, pero las intenciones son claras y recurrentes…
Esta gentuza que se niega a condenar el franquismo, que quiere aprobar leyes represivas como la ley mordaza y una ley de huelgas, que trata con palos a las víctimas de su política antiobrera cuando luchan, mientras tienen buen cuidado de llevar en palmitas a una Borbón imputada, presunta corrupta… estos mismos, que hablan de democracia todos los días, no son más que defensores de la dictadura del gran capital. Son los responsables, también, de la masacre de Tarajal; con desprecio y pelotazos nos tratan a los oprimidos, hayamos nacido aquí o no… Se están preparando para la generalización de la lucha, para una explosión social, a la que sólo pueden responder de esta manera porque los intereses de los capitalistas están en juego.
Nosotros también nos preparamos. Nos preparamos de la misma forma que los vecinos de Gamonal, los participantes en la Marea Blanca, los trabajadores de la limpieza de Madrid y Alcorcón, o los de SDS en Cádiz. Nos preparamos con nuestras armas: la fuerza de ser más, y más determinados, expresada en la calle; la conciencia; la organización. Masividad, un plan de lucha serio, decisión para luchar, ¡esto es lo que nos hará parar los ataques y ganar nuestras reivindicaciones!
¡Contra el neofranquismo en la educación pública, contra el ministro Wert y el gobierno neofranquista!
¡Todos a la huelga el 26 y 27 de marzo!