comunicadoA continuación reproducimos el comunicado del Sindicato de Estudiantes que fue repartido el 12 de marzo de 2004 y leído en la concentración que convocamos en la Puerta del Sol a las 12 de la mañana de ese día, tras los atentados del 11-M en Madrid.

VIDEO EN EL INTERIOR

 Comunicado del Sindicato de Estudiantes ante la masacre terrorista en Madrid


Condenamos rotundamente los salvajes atentados terroristas cometidos ayer en Madrid. Según las últimas informaciones, las explosiones habidas en Atocha, Santa Eugenia y el Pozo del Tío Raimundo han provocado 198 muertos y más de 1.400 heridos. Madrid vivió ayer una situación de conmoción y profundo dolor. Lo ocurrido ayer en es una tragedia que quedará en nuestra memoria para siempre.

En primer lugar, queremos dejar muy patente nuestra solidaridad, en estos momentos tan amargos, con los familiares y amigos de todos los afectados por esta carnicería inhumana. En pocos minutos se ha segado la vida a decenas de trabajadores, jóvenes, inmigrantes, niños..., gente normal y corriente que iba a su trabajo, a su colegio, instituto o facultad. En pocos minutos encontraron la muerte, y en pocos minutos la vida de miles de familiares, amigos y allegados ha cambiado. Hoy queremos estar con ellos, intentar transmitirles nuestro calor y nuestro afecto.

Los asesinos terroristas que atentaron ayer se han cebado contra los sectores más desprotegidos de la sociedad, contra los que día a día tienen que trabajar para sacar adelante la vida de su familia, los que estudian con la esperanza de una vida mejor. En trenes de cercanías, en hora punta y en barrios obreros. Los asesinos sabían muy bien qué tipo de gente ha sido. Los que han muerto son nuestros muertos, son nuestra clase.

No podemos dejar de referirnos a que Vallecas y el Pozo del Tío Raimundo fueron barrios emblemáticos de la lucha contra la dictadura franquista en Madrid, porque eran y son barrios muy proletarios, con gente humilde y luchadora. Por eso, resulta aún más indignante que esos brutales asesinatos se hagan en nombre de alguna causa progresista, en nombre de la lucha contra cualquier tipo de opresión nacional.

Digamos bien claro y bien alto: nunca los métodos del terrorismo han favorecido a la causa de los pobres, de los humildes y de los oprimidos. NUNCA. Los derechos democráticos y sociales que hemos podido conquistar a lo largo de las últimas décadas NO TIENEN ABSOLUTAMENTE NADA QUE VER CON ATENTADOS TERRORISTAS, sino que tienen que ver con la lucha, la organización y la participación de millones de obreros y jóvenes anónimos, muchos de los cuales han dedicado su vida a esa causa y la han perdido.

Tenemos muchas razones para condenar el salvaje atentado de ayer en Madrid. Lo condenamos porque es un asesinato masivo contra gente inocente y trabajadora. Lo condenamos porque sólo contribuye a introducir el veneno de la división entre los trabajadores de los distintos pueblos. Lo condenamos porque el terrorismo es una auténtica losa para la lucha por una sociedad mejor, más democrática y más justa.

El brutal atentado de ayer nos recuerda el igualmente brutal atentado contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre. En él también murieron miles de personas inocentes. En su momento, condenamos enérgicamente aquel brutal asesinato. Y a pesar del dolor y la tragedia que a todos nos envuelve, a pesar de la enorme tensión que ha causado el atentado de ayer, no queremos dejar de decir hoy lo que dijimos el 11 de septiembre: no podemos tolerar que los atentados terroristas sirvan como justificación para reprimir nuestros derechos democráticos.

El 11 de septiembre sirvió de excusa al gobierno de Bush para declarar dos guerras e invadir un país con el único propósito de quedarse con su riqueza. Sirvió para justificar una guerra contra Iraq que causó 10.000 muertos, más muertos que en las Torres Gemelas. Sirvió para prohibir manifestaciones en su propio país, para detener a miles de personas sin juicio, muchos de los cuales han desaparecido.

Decimos bien alto: no al terrorismo y decimos también bien alto NO a cualquier medida que los poderosos quieran imponernos para limitar nuestros derechos, no a la violencia del Estado y las guerras imperialistas. Decían que la guerra contra Iraq iba garantizar un mundo más seguro. ¡MENTIROSOS! Hoy, gracias a vuestros misiles y vuestros ejércitos, a vuestro afán de beneficios sin límites, vivimos un mundo peor, con más pobreza, con más inestabilidad, con más guerra y con más horror.

Ayer fue un día negro, hoy es un día muy triste, pero queremos acabar con unas palabras de optimismo. El mundo puede ser mejor. Puede haber un mundo sin terrorismo, sin guerra, sin opresión, pero a condición de una cosa: que confiemos sólo en nuestras fuerzas, en la unidad de los trabajadores, en la lucha de los oprimidos. No necesitamos salvadores que nos asesinen, ni salvadores que nos repriman, nos impliquen en guerras y cercenen nuestros derechos democráticos. ¡Nos bastamos a nosotros mismos!

A los familiares, a los amigos, a los parientes: otra vez nuestro calor y nuestra solidaridad. No podemos devolver la vida a los que murieron ayer. Pero no defraudaremos su memoria: seguiremos en la lucha.