Este curso en 3º de la ESO empieza a cursarse la nueva asignatura de “Educación para la Ciudadanía”. Durante todo el año pasado llovieron las críticas de la derecha, los obispos y el PP contra esta materia a la que acusaban de ser una intromisión del Estado en la educación de los estudiantes, algo que para ellos es monopolio exclusivo de las familias. La reacción criticaba que la asignatura mencionara el matrimonio de homosexuales, el uso de anticonceptivos o la investigación con células madres: Toda la batería ideológica medieval a la que la derecha franquista de Acebes, Zaplana y Rajoy nos tienen acostumbrados.

Sin embargo, el pasado 3 de septiembre, el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, salió públicamente respaldando la asignatura de “Educación para la Ciudadanía”. Los obispos se hacían eco de la posición defendida por la principal patronal de la educación privada-concertada, la religiosa FERE-CECA, muy contenta con la gestión educativa que está haciendo el gobierno de Zapatero (Esta patronal, la que reúne más centros concertados de todo el Estado, había apoyado la LOE, Ley Orgánica de Educación, rechazada en su día por el PP). Una vez más la Jerarquía eclesiástica demuestra que, más allá de ideas y principios… la pela es la pela. Posteriormente incluso Esperanza Aguirre ha tenido que moderar su discurso con respecto a la polémica asignatura. Los perros reaccionarios siguen ladrando, pero sus amos han aflojado la correa.

De hecho, el gobierno ha pactado los contenidos de la asignatura con FERE-CECA. Así, se ha convertido en un cúmulo de ideas contradictorias donde todo vale, incluso las ideas más reaccionarias. Dependiendo del libro de texto nos encontraremos un abanico de distintas “Educaciones para la Ciudadanía”. Mientras que los manuales de Algaida y Octaedro son rechazados por FERE-CECA por su contenido progresista (incluso están sufriendo insultos y amenazas), los de SM y Santillana son adecuados, según esta patronal, precisamente por las ideas que ahí se defienden.

“Educación para la Ciudadanía” podrá condenar el aborto, la homosexualidad y la emancipación de la mujer

La demostración más palpable de lo que se ha convertido esta asignatura lo tenemos con el manual de la editorial Casals, elaborado por el reaccionario Enrique Rojas y que ha sido aceptado por el Ministerio de Educación.

En este texto se plasma la visión tradicional que la reacción ha tenido siempre de la mujer: "Psicológicamente también hay aspectos que nos diferencian [a hombres y mujeres]: la manera de razonar, la de sentir y expresar las emociones... No es extraño que hombres y mujeres afrontemos de forma distinta un problema personal, la planificación de un viaje o un acontecimiento deportivo" (Pág. 6) “La mujer ha sido siempre la que ha trasmitido los sentimientos, el mundo de la afectividad" (Pág. 110) "La madre humaniza la familia. Es ella el cemento de unión.” (Pág. 111). Durante el franquismo se decía lo mismo para justificar el papel de la mujer como esclava doméstica.

Defiende a capa y espada la religión frente el ateísmo: “La religión ayuda a las personas a ser buenos ciudadanos, ya que fomenta valores positivos para la convivencia democrática como la honradez, la paz y la solidaridad" (Pág. 59) ¿Es un libro de “Educación para la Ciudadanía”… o de religión? También defiende el valor de las “opiniones” de la Jerarquía eclesiástica frente a los ataques de los laicos: “La marginación de la voz de los creyentes es injusta y poco democrática y favorece una imposición ideológica por parte del Estado” (Pág. 63). Los pobres obispos están acostumbrados a que nadie les haga caso y menos el Estado “ateo y comunista” que nos gobierna.

Por supuesto, el texto rechaza el aborto: “La vida de una persona empieza nueve meses antes de su nacimiento: por eso el aborto y la experimentación con embriones atenta contra las personas más indefensas, negándoles la condición de seres humanos con derecho a la vida” (Pág. 28), y el matrimonio de homosexuales: “Hoy a cualquier relación la llamamos familia. No son una auténtica familia las parejas de homosexuales; son uniones de hecho respetables, pero que no son matrimonio. (...) Su esencia [de la familia] consiste en la unión de un hombre con una mujer abierta a la procreación” (Pág. 110). Pero incluso el divorcio está mal visto: "Se ha producido una socialización de la inmadurez: es mucha la gente que no sabe como construir una pareja estable de por vida. De este modo, aparece un aumento de divorcios" (Pág. 111)

Este tipo de contenidos podrán ser impartidos. El único requisito será que el dueño del centro educativo (en el caso de la educación concertada) o el departamento de filosofía (en el caso de la educación pública) defiendan estas ideas. Es decir, la asignatura dependerá de la ideología del que la imparte y podrá ser un púlpito de las ideas más reaccionarias, propias de la educación franquista. En esto se ha convertido la asignatura que el gobierno del PSOE presentó como moderna, necesaria, esencial para desarrollar los valores democráticos, etc., etc., etc.

Que esconde la “Educación para la Ciudadanía”

Si FERE-CECA está tan contenta con Zapatero es precisamente porque el PSOE ha hecho concesiones a la Jerarquía de la Iglesia católica en los temas fundamentales (financiación, educación concertada, asignatura de religión). La oposición de los obispos a “Educación para la Ciudadanía” no estaba realmente motivada por el contenido de la asignatura. Era sólo una parte de la campaña de acoso y derribo de la derecha contra el gobierno del PSOE. La Jerarquía Eclesiástica sólo buscaba desgastar a Zapatero manteniendo histérica a la base electoral del PP: hoy contra la "Educación para la Ciudadanía", ayer contra los matrimonios de homosexuales, o contra la política autonómica del gobierno, etc. Todo les valía con tal de que el PP pueda volver a La Moncloa en las próximas elecciones generales.

Realmente la “Educación para la Ciudadanía” está siendo utilizada por el propio gobierno como una cortina de humo tras la que ocultar los verdaderos problemas que tiene la educación pública y que Zapatero no ha solucionado: falta de inversión, masificación, fracaso escolar...

Desde el principio el Sindicato de Estudiantes rechazó esta nueva asignatura porque su temario trata de ser una constante justificación de "valores" fundamentales para los capitalistas: “Educación para la Ciudadanía” supone una defensa acrítica de las instituciones que, una y otra vez, han demostrado su ineficacia a la hora de solucionar los problemas de los jóvenes y los trabajadores: la ineficaz “justicia” que sólo actúa si tienes dinero para contratar un buen abogado, los “cuerpos de seguridad del Estado” que actúan como fuerzas represivas, la monarquía que parasita millones de euros, etc.

También justifica los organismos internacionales que actúan al servicio de los poderosos (la ONU, la OTAN, la Unión europea...) y el propio papel del Ejército español en las llamadas en la asignatura "intervenciones humanitarias", que no son más que intervenciones imperialistas, como la del Líbano o Afganistán.

Como vemos la asignatura trata de “lavar la cara” a algunos de los pilares fundamentales del sistema capitalista precisamente ahora que, junto con sus instituciones y organismos, cada vez está más cuestionado por los jóvenes y trabajadores en todo el planeta.

Que necesita la educación pública

La verdad es que esas horas destinadas a "Educación para la Ciudadanía", que sobrecargarán el ya abultado currículo de la ESO, estarían mejor dedicadas a reforzar las asignaturas más complicadas o a ayudar a los estudiantes con más dificultades.

Nosotros sí defendemos una educación en valores… pero no los valores de los poderosos, de la clase dominante. Defendemos la solidaridad, el internacionalismo, el análisis crítico de la sociedad, los derechos democráticos y sociales, la educación y la sanidad pública, el derecho a una vida digna, el fin de las agresiones imperialistas… valores realmente democráticos e igualitarios. Sólo una educación pública, democrática, laica y científica podrá educar a los estudiantes en éstos valores.

Por eso, no deja de ser chocante que el Ministerio de Educación, que se llena la boca hablando de “democracia”, en lugar de ser coherente y demostrar en la práctica cómo se ejerce la igualdad, el espíritu crítico e independiente, la toma de decisiones desde el respeto, etc. se haya dedicado a mantener e incluso endurecer la represión en los institutos: prohibiciones cotidianas al derecho de asamblea de los estudiantes (es decir, a recibir información, debatir propuestas y decidir), o que los estudiantes sigamos siendo un florero en los consejos escolares sin ningún tipo de capacidad de decisión (¿qué clase de igualdad es esta?), o que prevalezcan en el sistema educativo público los intereses privados de los empresarios a la hora de decidir, por ejemplo, qué ramas de la Formación Profesional interesa ofertar (¿qué democracia es esta donde el interés privado se pone por encima de las necesidades sociales?).

El gobierno tiene que garantizar el respeto a los derechos democráticos más elementales dentro de los institutos y, apoyándose en la comunidad educativa, hacer frente al chantaje de la derecha y los obispos: Derogar los Acuerdos con la Santa Sede, dejar de financiar a la Iglesia Católica destinando ese dinero a mejorar la educación pública, y sacar la religión de las aulas y también sus fraudulentas alternativas, como el "Hecho religioso".